Mucha gente lo desconoce, pero las plantas necesitan algo más que agua y sol para crecer bien: también necesitan limpieza.

El procedimiento es necesario porque la suciedad acumulada en las hojas impide que las plantas realicen la fotosíntesis. Por ese motivo, es fundamental que, de vez en cuando, le dedique algunos momentos a cuidarlas.

Si tiene plantas con hojas grandes, como ficus, una costilla de Adán o una diefembaquia, debe utilizar un paño o la parte suave de una esponja. Humedezca los accesorios o rocíe agua directamente sobre las hojas y limpie suavemente, siempre desde adentro hacia afuera.

Si la suciedad es demasiado gruesa, límpiela primero con unas gotas de detergente neutro y luego vuelva a limpiarla sólo con agua para eliminar el producto.

Las plantas con hojas pequeñas, como la avenca, los helechos y las peperomias se pueden limpiar con una buena manguera o regadera. Si vive en un departamento, lávelas en el lavadero y deje que escurra toda el agua antes de volver a colocarlas.

Las suculentas y los cactus no necesitan limpiarse con agua. Para estas plantas, utilice un cepillo suave o un cepillo de dientes usado para quitarles la suciedad.

La frecuencia de esta limpieza puede ser cada seis meses o menos, si están expuestas a una contaminación o suciedad constante (como los carriles de ómnibus y las obras de construcción). ¡De este modo, sus plantas vivirán más y mejor!